Mis estimados y ficticios lectores. Quienes me conocen sabrán que me defino como un patriota empedernido y enamorado de este maravilloso país que ha sabido salir adelante pese a todos y pese a todo.
Mis textos anteriores están llenos de esa esencia, esencia que ni me avergüenza ni me empequeñece, sino todo lo contrario, porque día a día México no me defrauda y sigue dándome motivos para poder presumirlo en cualquier oportunidad.
Sin embargo, sé que la mayoría de mis congéneres no comparten este sentimiento conmigo, este patriotismo —a veces ridículo— que tanta falta le hace en nuestra sociedad.
Porque terminamos relacionando al patriotismo como un monito amorfo que venía en los calendarios de la SEP y nos acompañaba, de niños, durante todo septiembre, pero nunca se nos enseñó el verdadero significado de ser patriota.
La definición que en automático arroja Google a la búsqueda «patriota», es:
«Persona que ama profundamente la patria propia y trabaja y se arriesga por esta».
Amor, trabajo y correr riesgos por la patria, nada más alejado de la realidad en nuestra sociedad, una sociedad que tiene, o tenemos, una definición muy equivocada de lo que esta palabra significa.
Y es que ser patriota no es ir al trabajo con guayabera o camisa floreada aprovechando las fechas patrias. Ser patriota es respetar el trabajo de artesanos y campesinos así como respetar nuestro propio trabajo, fuente de progreso personal y nacional.
Ser patriota tampoco es comprar banderas hechas en China para ondearlas un par de horas la noche del 15 de septiembre. Ser patriota es conocer los símbolos patrios, conocer su origen y su historia, además de inculcar su respeto a nuestros hijos.
Ser patriota no es gritar ¡gol! con la selección o gritar ¡eh… puto! con el despeje del rival, sino poder amar el deporte como una forma de activación física para combatir el sedentarismo que tanto daña y cuesta al país.
Ser patriota no es tomarse fotos con los soldados y darle like a las publicaciones del Ejército, sino ser respetuoso de la ley y dejar de promover las cosas que encumbran a los narcos como semidioses y modelos a seguir.
Ser patriota tampoco es mentarle la madre a Peña Nieto en cada tuit que hace. Ser patriota es tener la capacidad de evaluar opciones políticas antes de emitir un voto, de ser un verdadero ciudadano y responsabilizarnos, como sociedad, de los muchos errores políticos que hemos cometido.
Ser patriota, en síntesis, no es tarea de un día, de una noche o de una fiesta. Ser patriota es realmente querer este suelo, conocerlo, defenderlo y admirarlo.
Yo lo digo con gusto y orgullo cualquier día del año: ¡qué suerte tengo de ser mexicano! ¿O qué le parece a usted?
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