Mis estimados y ficticios lectores, cómo ustedes ya sabrán, el día de hoy arriba a México el Santo Padre Benedicto XVI en una visita que, por el tiempo en el que nos encontramos, ha despertado grandes suspicacias entre los mexicanos, las cuales van desde un viaje con fines meramente religiosos hasta una visita como parte de la estrategia electoral del PAN.
Según el Pbro. Alejandro Leal, de la Parroquia de San Juan de los Lagos en San Nicolás:
«Los medios de comunicación, partidos políticos, y algunos sectores sociales, se cuelgan del raiting de la venida de Benedicto XVI a México, cada quien especulando con lo que les favorece y diciendo mentiras tras mentiras. El Papa solo viene a acompañar a los Obispos de Latinoamérica reunidos en León Guanajuato, para alentar el gran trabajo de la Iglesia Católica en éstos países. No creamos todo lo que se rumora. Más bien pongamos nuestra confianza el el Sucesor de Pedro, uno de los más excelentes que ha tenido nuestra Iglesia.
Según las fuentes del mismo Vaticano, la visita del Papa responden a la importancia enorme que tiene América Latina para la Santa Sede, y México en su papel de la segunda mayor cristiandad de la región era lugar obligado para el sucesor de Pedro. Pero entonces, ¿por qué el Papa no había venido antes? Según Federico Lombardi, portavoz del Vaticano, el obispo de Roma comentó «Si tengo la oportunidad de volver a América Latina, México es una prioridad”.
Por lo tanto podemos entender la visita como una oportunidad de reparar el descuido de no haber visitado México antes, y con la cual busca un reencuentro con la gran comunidad católica de la región, comunidad en la que tienen gran interés que siga siendo católica lográndose identificar con el Papa Benedicto XVI y con la Santa Sede.
En nuestro continente existen aproximadamente 500 millones de católicos. Pero la pregunta que después de todo esto me surge, no será que el papa tenía recelo de un posible rechazo del pueblo mexicano en comparación con las anteriores visitas de Juan Pablo II. Hoy el papa recorrerá 34 km del Aeropuerto a su residencia. Ahí comprobaremos si la gente salía a saludar a Juan Pablo II o al jerarca de la Iglesia Católica. Agur!.
¡Anímate y deja un comentario!