Fernando Ortiz

Mis estimados y ficticios lectores; ningún motivo más imperante para interrumpir mi ausencia en este sitio que los ataques constantes a la Diputada más valiente que México ha visto, mi «tía», Carmen Salinas.

Quienes me conocen sabrán que mi «fanatismo» hacia ella es mezcla de una verdadera admiración mezclada con la moda, el sarcasmo y el humor que su misma persona causa en la mayoría de los mexicanos, combinación que da como resultado, según mi propia definición, el «Tren del mame», transporte en el que Carmelita ya tenía su propia línea desde antes de ser electa Diputada Federal.

Y es justamente por su nuevo cargo, y los constantes ataques que en sus primeros 7 días como diputada ha recibido, que mi incondicional cariño hacia ella me llevan a levantarme en armas desde mi activismo de sofá para, aunque usted no lo crea, defenderla. ¡Leave Carmen Salinas alone!

Pero… ¿por qué tanto escándalo? Ahora nos rasgamos las vestiduras y nos avergonzamos de su cargo en la Cámara de Diputados, pero la verdad es que en nosotros mismos estuvo el evitar que eso pasara. Todo aquél que votó por el PRI directamente, indirectamente lo hizo por Carmen Salinas Lozano, quien a sus 81 años llegó a San Lázaro por la vía plurinominal; me explico.

Los plurinominales, y me voy lento y sencillo, son diputados por quien la gente NO VOTA DIRECTAMENTE, sino que forman parte de listas presentadas por los Partidos , quienes se reparten 200 lugares a través de una formula compleja que les asegura cierta cantidad de diputados de acuerdo a la votación total obtenida en la elección.

Entonces, como el PRI obtuvo 11.6 millones de votos coló 47 diputados de sus listas plurinominales, entre ellos, adivinaron, mi Tía Carmen Salinas.

No nos podemos quejar, ha dado mucho de qué hablar en su primer semana en la Cámara.

La diputada Salinas escandalizó a todos cuando circuló, primero, la supuesta fotografía de su persona dormida en plena Sesión de Congreso General, lo que provocó memes, burlas y demás comentarios, ya típicos, de por sí, cuando cualquier diputado se duerme y ahora acrecentados por ser la vecina de confianza de María la del Barrio la protagonista de la imagen.

El segundo escándalo se dio en la segunda sesión a la que acudió al Congreso (dos de dos), en el marco del Tercer Informe de EPN, en donde los medios, que muy seguramente la traerán de bajada todo el trienio, la interrogaron sobre la situación económica que vive el país. La respuesta, podrán adivinar, fue muy a su estilo:

«Está pasando en todo el mundo hija, se devalúa el peso en China y se devalúa en todo el mundo en Grecia, no creo que nada más aquí, en todas partes está pasando lo mismo, luego se vuelve a acomodar y no pasa nada».

Ya el remate de mi tía se dio el domingo en la noche, en Periscope, en donde aclaró que no se durmió y que lo del peso, pues fue un comentario y nada más. Hasta ahí, podríamos decir que todo iba bien, pero se anotó otro gol, pues al preguntarle sobre sus iniciativas próximas a presentar en San Lázaro, contestó sencilla:

«No la hagas de a pedo porque ahorita no las tengo”.

EN DIRECTO en #Periscope: Ya estoy aquí Bombos!!! https://t.co/TYAPbWbFPF

— Carmen Salinas (@CarmenSalinasLo) septiembre 7, 2015

Así es mi tía Carmelita Salinas, así ha sido siempre. ¿De qué nos sorprendemos? A la ahora diputada siempre le preguntaban su opinión sobre los principales escándalos de la farándula mexicana. Lo mismo opinó de Gloria Trevi y Mary «Boquitas», que de la muerte de Paco Stanley, el accidente de Carmen Campuzano y el triángulo amoroso entre Bobby Larios, Niurka y Juan Osorio; era pues el ajonjolí de todos los moles.

Ahora le tocará seguir ese mismo rol pero desde una curul y respaldada por el fuero constitucional, en un evidente regalo a su leal militancia, a su amor al PRI y sus funcionarios a quienes defendió públicamente en cualquier ocasión que lo ameritaba, incluso hasta en algunas en las que defenderlos, como de costumbre, era prácticamente imposible.

Esa es la diputada Carmen Salinas, quien seguirá dando mucho de qué hablar los próximos tres años, por lo que ni nos preocupemos ni alarmemos por lo que diga, no será lo peor que ha visto la más alta Tribuna del País.