
Pese a que hoy vemos de lo más normal que en cada elección presidencial existan tres, cuatro o más candidatos, lo cierto es que en la historia de México ya se presentó la ocasión en la que tuvimos solo un candidato.
Era 1976 y el país estaba por elegir al sucesor de Luis Echeverría en medio de una fuerte crisis económica provocada por las malas decisiones del gobierno saliente.
En ese tiempo había solo 4 partidos registrados en México: el PRI, el Partido Popular Socialista, el Partido Auténtico de la Revolución Mexicana y el PAN.
El PRI, o mejor dicho, el presidente, ya había elegido como su sucesor al Secretario de Hacienda José López Portillo y Pacheco quien era catedrático y no tenía mucha experiencia política pero que se terminó quedando con la candidatura en mucho por ser amigo de la infancia de Echeverría. A esa candidatura se sumaron en alianza el Socialista y el PARM, o sea que 3 de 4 partidos iban juntos.
Solo quedaba el PAN como opción, sin embargo, el Partido estaba muy dividido internamente por conflictos de grupos, y al no llegar a un acuerdo general, y a sabiendas que siempre había fraude, decidió no presentar candidato.
Así, aquel 4 de julio de 1976, Lopez Portillo obtuvo el 91,9% de los votos emitidos, aunque poco importaba pues en la Constitución se consagra que aún y si solo Jolopo hubiera votado por él mismo, se hubiera convertido en Presidente.
“Tuve la satisfacción y… desazón, al mismo tiempo, de ser candidato único, de tal manera que con que hubiera votado mi mamá por su hijito, ´pepito´, hubiera yo salido presidente”, declaró a Enrique Krauze.
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